Desde los primeros ordenadores personales hasta las soluciones de almacenamiento actuales, la tecnología de los discos duros ha avanzado de forma notable. Hoy convivimos con sistemas mecánicos, unidades de estado sólido y arquitecturas orientadas a redes que cubren desde el uso doméstico hasta infraestructuras empresariales complejas. A continuación encontrarás una guía actualizada, clara y útil sobre cuántos tipos de discos duros existen y cómo han evolucionado.
Tipos de discos duros internos
Los discos duros internos siguen siendo la base del almacenamiento en ordenadores portátiles y de sobremesa. Su desempeño se mide por la velocidad de transferencia, la fiabilidad y la compatibilidad con cada equipo.
1. Disco duro SAS
- Uso habitual: centros de datos, servidores potentes y sistemas que requieren alto tiempo de actividad.
- Características actuales: modelos de 10.000 y 15.000 rpm, con tasas de transferencia que superan los 200 MB/s en configuraciones modernas.
- Perfil de usuario: poco común en equipos domésticos por su precio y requisitos técnicos.
2. Disco duro SCSI
- Origen: estándar veterano que dio paso al SAS, aún presente en entornos industriales y hardware especializado.
- Ventajas: robustez y buen rendimiento en sistemas heredados que todavía se mantienen operativos.
3. Disco duro IDE, ATA y PATA
- Contexto histórico: dominantes durante los años 90 y principios de los 2000.
- Situación actual: prácticamente en desuso, pero relevantes para la recuperación de datos en equipos antiguos.
4. Disco duro SATA (SATA I, II y III)
- Mejora frente a PATA: cables más delgados, mayor velocidad y estabilidad.
- Rangos de velocidad: SATA I (150 MB/s), SATA II (300 MB/s) y SATA III (hasta 600 MB/s), estándar predominante en 2025.
- Uso actual: muy presentes en ordenadores domésticos y profesionales, especialmente para HDD tradicionales.
5. Unidades de Estado Sólido (SSD)
- Ventajas: velocidades muy superiores al HDD, menor consumo energético y resistencia a golpes.
- Capacidades: desde 250 GB hasta modelos profesionales que alcanzan los 32 TB.
- Tendencia 2025: los SSD NVMe PCIe 4.0 y 5.0 son ya habituales, con velocidades que superan los 7.000 MB/s en modelos recientes.
Tipos de discos duros externos
Los discos duros externos permiten transportar información entre dispositivos sin abrir el equipo. En 2025 conviven diferentes tecnologías que varían en compatibilidad, velocidad y propósito.
- USB: hoy predominan USB 3.2 y USB-C, con velocidades habituales entre 100 y 400 MB/s según el dispositivo.
- FireWire: cada vez menos común, se mantiene en equipos profesionales antiguos.
- eSATA: aunque rápido (hasta 600 MB/s), ha quedado relegado por USB-C y Thunderbolt.
- Thunderbolt: versiones 3 y 4 alcanzan velocidades teóricas de 40 Gbps y permiten conectar almacenamiento externo NVMe de alto rendimiento.
Discos duros NAS, SAN y DAS
Además del almacenamiento interno y externo convencional, existen arquitecturas diseñadas para entornos colaborativos, empresariales o de alto rendimiento. Estos sistemas no se definen solo por el disco, sino por la manera en que se gestionan y acceden los datos.
Disco duro NAS
Un sistema NAS (Network Attached Storage) se conecta a una red local para permitir el acceso de múltiples usuarios y dispositivos. Ofrece copias automáticas, gestión centralizada y ampliación sencilla. En hogares y pymes es una de las soluciones más utilizadas para centralizar archivos y copias de seguridad.
Disco duro SAN
Una SAN (Storage Area Network) funciona como una red de almacenamiento de alto rendimiento. Se emplea en entornos corporativos que requieren acceso a nivel de bloque, baja latencia y escalabilidad para bases de datos o aplicaciones críticas.
Disco duro DAS
El sistema DAS (Direct Attached Storage) conecta el almacenamiento directamente al ordenador o servidor sin pasar por una red. Es rápido y rentable, ideal para equipos que no necesitan compartir datos de forma simultánea.
Cómo elegir un disco duro adecuado en 2025
Antes de escoger un tipo de disco duro, conviene definir tus necesidades reales de rendimiento, capacidad y presupuesto.
- Uso principal: para cargas intensivas o uso profesional, opta por SSD NVMe; para almacenamiento masivo a buen precio, un HDD SATA sigue siendo válido.
- Capacidad: piensa en el crecimiento futuro; en 2025 el punto de equilibrio suele estar entre 1 TB y 4 TB.
- Velocidad: edición de vídeo, juegos o trabajo con bases de datos se benefician claramente de un SSD.
- Presupuesto: aunque los precios de los SSD han bajado, los HDD continúan siendo los más económicos por GB.
- Movilidad: si necesitas transportar archivos, un disco externo USB-C o Thunderbolt será más cómodo y rápido.
La variedad de tecnologías disponibles permite combinar fiabilidad, velocidad y capacidad según el contexto. Conociendo las diferencias entre HDD, SSD y sistemas como NAS o DAS, es más sencillo elegir una opción que se adapte a tus necesidades actuales y que siga siendo útil en los próximos años.
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